Niños que pierden el tiempo en la guardería

Hace poco he leído un artículo de El País, que trataba de la instrucción precoz de los niňos espaňoles. Según el artículo, los críos empiezan a recibir educación formal muy temprano y eso puede daňar sus estudios futuros. Pero lamentablemente los expertos hablan en vano porque, el sistema educativo está bajo un fuerte presión por parte de los padres, quienes quieren que sus hijos aprendan más cosas y cuanto antes, y es cada vez más difícil convencerles de que empezando cuanto antes posible o adelantando los estudios de los hijos no pueden alcanzar sus objetivos.

En Hungría se está propagando la costumbre de no matricular los niňos a la escuela a los seis aňos, sino de dejarles en la guardería un aňo más. Dado que según los expertos para un niňo de cinco o seis aňos lo más importante es que llegue a querer aprender y no que aprenda a leer, escribir o contar temprano. Los pedagogos y padres húngaros están empezando a admitirlo, pero lamentablemente el comienzo tardío de la escuela conlleva que los niňos ya tienen que empezar a estudiar en la guardería, porque a la mayoría de los padres les da pánico pensar que sus hijos se pierden algo si aún no saben leer y escribir cuando van a la escuela, si no aprenden varias lenguas en primaria o si no toman clases particulares. Además, hay profesores del primer aňo que exigen ciertos conocimientos a los niňos, así que los del último aňo de la guardería ya tienen „clases” de matemáticas por ejemplo, claro, no me refiero a las clases verdaderas de una escuela, pero sí que tienen que conocer los números, y rellenar fichas usando las operaciones de adición y sustracción. Aprovechando los temores de los padres hay tendencias que sugieren la formación temprana de los niňos sobre todo en el campo de las lenguas extranjeras. Como el sistema de enseňanza de inglés de Helen Doron según el cual si alguien no aprende una lengua antes de cumplir los seis, más tarde ya no será capaz de asimilarlo perfectamente. Y los padres son fáciles de intimidar. Muchos de ellos dicen que están en desventaja por no hablar o no hablar bien lenguas extranjeras, y no quieren que sus hijos, de adultos, sufran los mismos problemas. Por eso empiezan a hacerles estudiar una lengua – en Hungría sobre todo el inglés – que practican de forma lúdica, pero que, según un grupo de psicólogos, tiene más desventajas que ventajas. También hay otra manera de enseňarles un idioma, que emplean con niňos aún más pequeňos, de menos de un aňo. El método es el siguiente: los padres muestran cada día dibujos de letras y más tarde de palabras y los pronuncian enseňando así el inglés al bebé que tampoco sabe hablar. Donde yo vivo cada escuela tiene sección de inglés o alemán, donde los alumnos estudian estos idiomas ya en la primera clase, cuando aún no saben leer y escribir ni en su lengua materna, mientras que está demostrado que los requerimientos exagerados generalmente influyen negativamente los logros de los niňos.

Regresando al artículo, sugiere que los expertos relacionan los malos resultados de los estudiantes espaňoles en los Informes PISA, entre otros, con la instrucción precoz. Como ejemplo menciona Finlandia, donde los alumnos alcanzan resultados destacados en los informes mencionados. En Finlandia más importancia tiene la educación social, física y ética hasta los cinco aňos y luego dedican un aňo a la transición al colegio. Según un estudio de un profesor de la Universdad de Cambridge la edad de cuatro o cinco aňos es muy temprana para que los niňos reciban educación formal y llama la atención sobre que en esa edad lo más importante es que desarrollen sus destrezas sociales, el lenguaje y su confianza mediante juegos o charlas.

Naturalmente, el problema es muy complejo y es difícil encontrar una solución buena, pero quizás los niňos espaňoles y los húngaros también puedan aprovechar de un aňo de trasnición. Hoy en día en Hungría el último aňo de la guardería sirve para la preparación a la escuela, entonces los niňos estudian las letras, los números y tienen que resolver ejercicios. Pero según mi opinión para un niňo de cinco aňos es aún temprano este tipo de enseňanza, aunque intentan hacerlo de forma lúdica. Yo pienso que sería mejor empezar la primaria con una especie de curso cero, al que asistirían los niňos para tener un aňo de transición como los estudiantes finlandeses. Naturalmente, no creo que todos los niňos tengan que estudiar en escuelas Waldorf, pero sí creo que necesitarían tiempo para acostumbrarse a los aňos siguientes de la escuela. Pero probablemente esta idea encontrará muchos oponentes tanto entre los padres como los pedagogos. A los padres les gustaría que sus hijos terminen la escuela cuanto antes posible, y rechazan la idea de perder un aňo más en la primaria dado que durante este aňo no estudiarían cosas tan „útiles” como por ejemplo en el curso cero de los colegios bilingües. Y de los pedagogos exigiría sacrificios, más trabajo, horas extra, etc., además creo que muchos de ellos no serían capaces de cumplir la tarea. Y eso que ambos grupos están interesados en no presionar los niňos sino en dejarlos madurar, para asimilar con facilidad la lectoescritura o una lengua extranjera.

En la guardería, donde mi hija va, también hay clases de inglés según el método de Helen Doron y hay muchos niňos que asisten a las clases. Y sus padres no entienden a los padres que no quieren que sus hijos participen, no entienden como pueden ser tan irresponsables que dejan pasar una posibilidad tan magnífica como esta. El problema en cuestión se ve caracterizado por esta falta de compresión o incluso indignación demostrada por parte de los padres: piensan que sus hijos van a perder algo si no estudian inglés a los tres aňos, si no saben leer, escribir y contar antes de ir a la escuela mientras que olvidan la idea muchas veces mencionada del famoso psicólogo infantil Tamás Vekerdy, según la cual a los niňos de esta edad lo que más les ayuda a desarrollarse es el juego libre.

Barabásokk Eszter

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola. No sé de dónde saca usted la información, ni si la ha contrastado, sobre el sistema de Helen Doron. De hecho, el método Helen Doron propone totalmente lo contrario a lo que entendemos como educación formal. Los niños aprenden una segunda lengua del mismo modo que aprenden la lengua materna y, lógicamente, cuanto antes empiecen a sumergirse en un entorno angloparlante, más fácil les será aprender inglés. En ningún caso se intimida a un padre diciéndole que a partir de los 6 años ya nunca será bilingüe su hijo, porque, entro otras, es falso.

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